En Catalunya hay más de cien ‘donantes centenarios’

Son todos del mismo club «los cien de cien», aunque no se conocen. Son donantes fieles que desde hace años, nunca fallan cuando les toca. Es una de las citas más bien apuntadas en su agenda y lo tienen como un deber sagrado: escaparse media hora a donar sangre 4 veces al año. La mayoría son hombres.

En Catalunya hay en el borde de un centenar de donantes de sangre que han dado más de cien veces. Son cien donantes que se han tomado la donación como una cita ineludible. Como el Rafael o el Antonio que no perdonan ni una, siempre que el médico se lo permita y hasta que el cuerpo aguante, dicen.

El Rafael celebró haber pasado las cien veces a la Mutua de Terrassa durante la semana de la gran Maratón que tuvo lugar en enero pasado en toda Cataluña. Él es un donante, de 52 años, que dio por primera vez por una urgencia familiar. Fue a los 18 años, cuando su abuela necesitaba una transfusión urgente a raíz de una operación y él se ofreció. Entonces vivía en la Bonanova y fue a dar cerca de casa, en la Clínica de La Sagrada Familia cuando todavía no había ni registros. Ahora, que vive en Sant Cugat, es donante habitual en la Mutua de Terrassa, donde pronto hará diez años que mujer. Sin embargo, su vocación es la de un ‘estratega’ de la donación porque busca «los lugares donde considero que puedo ser más efectivo, donde hay maratones o campañas de donación, y voy», explica.

 

Antoni Cortés
Antoni Cortés

Otro de los «donantes centenarios» es Antoni Cortés, de la pequeña población de Bot, junto a La Fatarella (Tarragona) y que con 65 años, ya ha llegado a las 124 donaciones. «Cada vez que puedo donar sangre, para mí es una fiesta. Busco la manera egoísta de hacer un acto que me haga salir pancho y satisfecho, si quieres, se puede mirar así!», Explica Antoni con ironía. A Bot sólo puede dar cada seis meses y por eso, cada vez que quiere dar ha de conducir hasta donde sea necesario, Tortosa o donde haya campaña.

Antoni dice que empezó a dar «muy tarde», a los 27 años, cuando fue a visitar a un enfermo en el Hospital de la Virgen de la Salud. «Yo hasta entonces vivía muy feliz y al ver todo aquello, me di cuenta del sufrimiento que había en mucha gente y pensé que esta era una manera de ayudar. Me lo tomé como una carrera de fondo, con una constancia sagrada cada 3 meses. Y sólo he parado durante una hernia, que me impidió dar».

Entre las anécdotas destaca la vez que un enfermero aprendiendo el pinchó hasta 5 veces y aún así no pudo terminar de llenar la bolsa. «Le dije ‘no sufras’!», Recuerda. E insiste en que las enfermeras que pinchan «son artistas porque ahora ya tengo algunas durezas y lo hacen que no me siento».

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Josep Maria Callís
Josep Maria Callís

Y aún tenemos el decano de los donantes cada nuestra, José María Callís, un anciano de 98 que es historia viva de la donación. Comenzó a dar el frente republicano de la batalla del Ebro, durante la Guerra Civil. Y lo hacía compartiendo jeringas y poniendo la sangre en jarras de vidrio. Dice que daba hasta dos veces al mes y «se quedaba atontado». Ha dado desde los 18 años hasta los 65 y tiene el carné del Banco de Sangre y Tejidos que le acredita como el primer donante. La evolución de la extracción de sangre en la actualidad se ha convertido en un proceso fácil, sencillo y seguro que no tiene nada que ver con el reto que suponía hace 60 años. En la última gran Maratón del mes de enero, recibió un homenaje institucional.