El Banco de Sangre impulsa la hemovigilancia en los países iberoamericanos a través de un Manual

Manual Iberoamericano de Hemovigilancia
  • El Manual será editado por el BST de la mano del dr. Eduardo Muñiz, coordinador de hemovigilancia de Cataluña y se ha distribuido en todos los países iberoamericanos
  • Recoge el modelo de Cataluña, que junto con algunos países de Europa, es pionera en el mundo en el control y análisis de los incidentes de la donación y de la transfusión sanguínea
  • El Manual ha sido protagonista en el último congreso de la asociación americana más importante de transfusión de sangre, la AABB

El doctor Eduardo Muñiz, coordinador de hemovigilancia de Cataluña, hace años que recorre Iberoamérica para explicar el modelo de hemovigilancia catalán, es decir, el sistema de control y análisis de los incidentes y efectos adversos entorno a la donación y la transfusión de sangre. El registro de estas reacciones adversas tiene su sede en el Banco de Sangre y es responsabilidad de dr. Muñiz.

Eduardo Muñiz
El dr. Eduardo Muñiz es el coordinador de Hemovigilancia de Catalunya

La hemovigilància es importante para mejorar la seguridad de las donaciones i las transfuciones. Gracias a los programa de hemovigilancia impulsados hace años en Catalunya, no hay incidentes destacables relacionados con la sangre.

Esta no es la misma situación que la mayoría de países latinoamericanos. De conocer las necesidades de estos países surgió la idea de «dotarlos de una herramienta que les pudiera ayudar a aplicar programas de hemovigilancia como los de aquí». El resultado es el Manual Iberoamericano de Hemovigilancia, publicado este 2016 por BST de la mano del dr. Muñiz, junto con el Grupo Cooperativo de Medicina Transfusional (GCIAMT) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que pertenece a la OMS.

El Manual, que se puede descarregar en pdf de la página de la OPS,  se ha distribuido a los profesionales claves vinculados a la transfusión sanguínea de todos los países iberoamericanos y ha obtenido bastante eco en la comunidad internacional del sector. De hecho, este 22-25 de octubre ha sido el protagonista del congrés de la Associación Americana de Bancos de Sangre (AABB) en la ciudad de Orlando (Florida).

El Manual recoge la experiencia europea, que es líder en hemovigilancia el mundo

El simposio, donde asistió Muñiz, pretendía dar un impulso a los países de habla hispana que aún no tienen programas de hemovigilancia. En este momento, sólo existen en Brasil y en Colombia, pero empieza a haber experiencias piloto en Argentina, Costa Rica, Chile o Venezuela, entre otros. Y vistas las dificultades de algunos países para poner en marcha estos programas, «nosotros les hemos dado la herramienta básica para empezar a trabajar en este ámbito: les hemos puesto a su alcance la experiencia acumulada desde 1994 en Europa, tras 22 años de hacer hemovigilancia», explica Muñiz.

Un Manual con contenido práctico

El Manual recoge el modelo de hemovigilancia de Catalunya que, junto con otros países de Europa, es referente mundial en el control y vigilancia de todo el proceso alrededor de la sangre: desde que una persona se hace donante, hasta que se realiza la transfusión.

Se explica cómo debe funcionar un programa de Hemovigilancia en un país; cuál es el papel de cada una de las partes que intervienen (los Bancos de Sangre, los servicios de transfusión de los hospitales, las personas que transfunden, … etc) y cuáles son los circuitos de notificación que deben seguir los profesionales que ven las complicaciones que hacen los enfermos y los donantes para que lleguen al registro de Hemovigilancia. Además, lo que es más importante: incluye una parte práctica con los formularios y las fichas de todas las complicaciones que puede haber en hacer la transfusión a los enfermos. Y, de forma similar al modelo catalán, se ha recogido también en fichas todo lo que le puede pasar a una persona que dona sangre: náuseas, …, etc.

«El objetivo es que los países iberoamericanos analicen, recojan y sobre todo, apliquen las medidas correctoras y preventivas necesarias, que es el gran objetivo de un programa de hemovigilancia, porque sino, no tiene sentido», al tiempo «que haya el mayor grado posible de homogeneidad a nivel mundial entre lo que se ve, se notifica y luego analizamos, de cada una de las complicaciones», explica Muñiz.